2 Antes bien, hemos repudiado el silencio vergonzoso no procediendo
con astucia, ni falseando la Palabra de Dios; al contrario, mediante
la
manifestación de la verdad nos recomendamos a nosotros mismos a toda
conciencia humana delante de Dios.
3 Y si todavía nuestro Evangelio está velado, lo está para los que se
pierden,
4 para los incrédulos, cuyo entendimiento cegó el dios de este mundo
para impedir que vean brillar el resplandor del Evangelio de la
gloria de
Cristo, que es imagen de Dios.
5 No nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús como
Señor, y a nosotros como siervos vuestros por Jesús.
6 Pues el mismo Dios que dijo: = De las tinieblas brille la luz, = ha
hecho brillar la luz en nuestros corazones, para irradiar el conocimiento de
la gloria de Dios que está en la faz de Cristo.
7 Pero llevamos este tesoro en recipientes de barro para que aparezca
que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no de nosotros.
8 Atribulados en todo, mas no aplastados; perplejos, mas no
desesperados;
9 perseguidos, mas no abandonados; derribados, mas no aniquilados.
10 Llevamos siempre en nuestros cuerpos por todas partes el morir de
Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.